SER MAESTRO
Ser maestro es una facultad excepcional, que se
desarrolla en algunos seres humanos. A todos los llamados maestros no se les
desarrolla ésta.
La experiencia conseguida con los años, y
enriquecida con los aprendizajes obtenidos en el curso de su práctica, son los
mejores indicadores si ésta ha sido desarrollada o no.
Quien es maestro, deja huella, trasciende entre sus
dirigidos. Para esto, ese ser humano debe poseer algunas capacidades
especiales, y desarrollar talentos que le permitan trascender en los demás.
Se es maestro cuando se orienta, cuando se conduce,
cuando con amor se acompaña; cuando se comprende al otro y se ayuda a que este
entre en el camino que es. Ese camino que ya el maestro caminó. El maestro
entiende que se le debe esperar.
No es maestro el que trasmite conocimientos. Lo es,
quien posibilita que el otro los construya. No es maestro, quien queda contento
porque su alumno, o alumna le dijo al pie de la letra la lección, la tarea, el examen;
o porque le presentó muy bonito el
cuaderno.
Es maestro,
el que logra que sus dirigidos comprendan sus orientaciones, las hagan suyas,
las modifiquen de acuerdo a sus propios pensamientos y sensaciones; entonces
serán capaces de llegar por si mismos a la meta anhelada por él.
Quien es maestro, cree que el aula, la clase, el
tiempo de relación con ellos, con ellas, no tienen como fin tratar el tema que
planificó y que el programa manda a tratar. Cree firmemente que ese espacio,
ese momento es para que puedan salir a resolver problemas cotidianos que la
vida presenta todos los días.
Si ello no ocurre, el trabajo no tendrá verdadero
sentido, ya que el fin primero y último
de la educación es aprender a desenvolverse eficientemente en la vida, a partir
de un sinnúmero de herramientas conseguidas en la escuela.
Por: Fernando Eugenio Rentería Garzón